En el Camino del Atlántico

Lisboa es el distrito del país con mayor oferta cultural e histórica, y recorrer las calles de la capital, desde el Castillo hasta el Monasterio de los Jerónimos y Torre de Belém (ambos Patrimonio Mundial de la UNESCO) sería desde luego una buena opción para explorar el alma portuguesa y quemar muchas calorías. Para escapar del bullicio de la ciudad de los cuervos, a pie o en BTT, nos transportamos a los paisajes verdes de las Sierras de Monsanto o de Montejunto, o al mundo encantado del Parque Natural de Sintra-Cascais, que abarca el Paisaje Cultural de Sintra (Patrimonio Cultural y Natural de la UNESCO). Como opciones, en la recortada atlántica, las olas de la Reserva Mundial de Surf de Ericeira transformaron la «voltinha saloia», pero la visita al Convento y a la Reserva Natural de la Tapada de Mafra siguen siendo obligatoria, mientras que los dinosaurios de Lourinhã hacen-descubrirnos la herencia jurásica. Cruzamos las bellísimas quintas de la fértil región Oeste y alcanzamos el Tajo en tierras del Chaleco Encarnado, donde a la cultura tauromáquica se une la Reserva Natural del Estuario del Tajo, con recorridos de Observaciones de Aves y paseos en barco por el río arriba. Por todo el distrito el ambiente es propicio a las más variadas opciones de actividades y deportes al aire libre, que nos obligan a «quemar calorías», pero es en el punto más occidental de Europa – el Cabo da Roca – que nos encontramos para recorrer un tramo del Camino del Atlántico, el GR11-E9, uno de los Carriles Europeos de Gran Ruta, que circunda Europa desde el Cabo de San Vicente, en Portugal, hasta San Petersburgo, en Rusia, a lo largo de todo el litoral occidental.